Llegaremos hasta donde nos lleve la imaginación.

jueves, 24 de febrero de 2011

Vacilante intrusa...





Está a punto de apagarse, justo ahora, que decido pensarte, de nuevo…


Recordando tus ojos, tan oscuros y brillantes, despidiéndose de mí por enésima vez. Pero sonrío, nada puede hacerme más feliz en ese instante. Tan hermosa, tan vacilante, tan dulce, tan emotiva…Eres como una intrusa que se coló en mi tiempo. Eres el deseo amargo que me envenena, cuando te ausentas…

Me alejo de tu cuerpo, ignoto en mi piel virgen de tu tacto. Pero guardo tu esencia en cada aliento que expiro. E inspiro todo lo que no dé cabida a tu ser. Permaneces en mí, absorbiéndome la culpa de amarte a ciegas, sigilosa y fervientemente.

Vuelvo una y otra vez, en tu busca, en tu abrazo…
Vuelvo, como siempre que vuelvo, a tientas. 



Besos, a tientas.
La niña Lola.



martes, 22 de febrero de 2011

El vocablo de lo olvidado







Dejaría perpetuo aquel instante en el que jugamos al amor, mientras nos atrevimos a mirarnos a los ojos fijamente, sin distracciones. Jugamos a decirnos la verdad, temerosas y avergonzadas. Nos dijimos palabras invisibles que se accionan con los besos, con miradas…

Son TE QUIEROS mudos pero expertos, en el arte indomable de olvidarse del resto. Pequeños reflejos de lujuria y desaliento. Sofocos encendidos, arrítmicos. Son ecos, son turbulencias que trastornan nuestro ego insaciable.


Son vocablos que se usan a destiempo y sin venir a cuento. Son verdades que se sienten todo el tiempo, pero dichas en reiteradas ocasiones, sin sorpresa, suena vacías e incompletas. La mente humana… caprichosa.


Nunca olvidaré aquella primera vez, puede que sea la única. Sí, la única. Aunque ahora sintamos con mayor magnitud este amor que no se agota, aquella declaración ya no suena igual. 

Fue un regalo, fue la representación real de aquello que adivinamos. Fue como exhalar el suspiro escondido, prohibido. Cesó por unos segundos mi hiperactividad mental. Sólo existíamos tú, yo y el amor…



Calor, sentí una enorme calor por toda mi piel. Tú, imán, provocaste que mi vello, como alfileres, se tensara, los párpados se espaciaron dejando entrever tu rostro con más luz, y las pupilas aumentaron varios milímetros y puede leer entre tus labios o más bien, pude ver como se escapaba de tu boca aquello tan hermoso, pero tan hermoso que dolía. Dolía a sabiendas de que, a pesar de sus repeticiones ya nunca sería igual.

Aquel día naufragué, perdí mi barca, mis remos, perdí mi chaleco salvavidas, me perdí a mí…
Me olvidé de mí. Mi ser estaba formado por un cuerpo inerte, compuesto por un corazón palpitante y no unos ojos, sino una mirada… o dos miradas sin ojos, sólo miradas transparentes. No conseguí perderte de vista. Y creo, que aquel día morí, morí por ti y morí para ti.

Si pudiera volvería a morirme mil veces, para que aquella cara tan hermosa, aquella voz, aquella paz, aquel silencio vibrante y ansioso, aquellos cuerpos, aquel calor simbiótico, aquel parón en el tiempo como en otra dimensión, dejaran de ser recuerdo…

Quiero morirme mil veces para decirte TE QUIERO, que suene como el primero, para que sepas realmente cuánto y cómo TE QUIERO.


Hay que querer, sabiendo querer. Amar, amando.


Besos y abrazos cálidos.
La niña Lola.
(He tenido problemas con la conexión, así que imposible modificar las fuentes)

lunes, 21 de febrero de 2011

El eterno retorno de lo idéntico...














Estoy hastiad(a) de mi sabiduría como la abeja que ha recogido
 demasiada miel, tengo necesidad de manos que se extiendan.

Extiende las manos, que te agarro firme en estatura.
Pongámosle el alza a esta cojera, de amor que baila.
Dejemos los pasos de equilibrista para quien los quiera
andar, temblorosa, en la levedad de las cuerdas frías.
Hagamos tierra firme la ternura vacilante.
 Vamos a eximir la culpa de la distancia inexorable.
Vamos, digo vamos. Vámonos, que vayamos donde vayamos,
vamos a extendernos las manos, para redimir el hastío de la
sabiduría y de todo lo que hablamos…

El miedo y los errores, son para quien lo tiene y los comete.

Un beso cálido.
La niña Lola(Insomne: Todos los sueños pueden ser realidad
si el sueño no se acaba
).

Nietzsche es siempre una adorada inspiración

domingo, 20 de febrero de 2011

Mirarse de fuera hacia adentro, a través de la luz que emana el viento...









A veces el aire me golpea, a veces es mi aliento rodando en mis labios. Respiro profunda y pausadamente, esperando tras la ventana. Esperando que un rayo de luz atraviese las sábanas suaves, recién lavadas. Espero con los ojos cerrados que despierte mi cuerpo, que yace entumecido tras una larga noche de sueño. Amanece otro día igual, en mi cama y en mi cuerpo.

Me pregunto sin cesar ¿qué hay de nuevo hoy? Si habrá cambios, si la felicidad llegará a mi rostro tras cocinarla a fuego lento.

La luz que emana de entre los vericuetos de ésta recóndita habitación, forman figuras geométricas que me distraen del tiempo y la espera. Imagino viajes lejanos, llenos de vida, de tristeza y extrañamente, de placer. Viajas espirituales hacia un mundo lleno de vida, de olores, de sabores que no conozco. Un viaje exprés a un mundo inhóspito lleno de magia.
Un mundo nuevo que no encoge, y de alguna forma agranda mi ego. Mi cuerpo se relaja, se me eriza el bello y noto como se abren las pupilas, detrás de los párpados caídos, vencidos, haciéndose hueco en las pestañas largas, negras, como recién pintadas. Frunzo el ceño evitando abrirlos temiendo a otro día igual. Horas miméticas, burdas fotocopias mal trechas. 


Me envalentono, los abro y descubro aquello que ya sabía. Un mismo cuerpo, en un mismo lugar. Los mimos sonidos, la misma gente. Pero distinto. La felicidad se esconde en lo más profundo de mi ser. Hoy estoy radiantemente feliz, quizá para mí. Y hoy vuelvo a reír, quizá para ti.


Los pequeños detalles son los que verdaderamente nos hacen felices.
Propongo abrir los ojos para ver las cosas que no se ven...

Besosy abrazos cálidos, para quién los quiera.
La niña Lola(feliz).






martes, 8 de febrero de 2011

Déjate, déjame, dejémonos.



Quiero saber cómo te sienta el pintalabios de mi boca,
la textura de tu lengua, a qué sabe lo que me pierdo.
Quiero avergonzarme tras salvaje lucha y
verte infinita y frágil, seducida.
Déjame amarte aunque sea a escondidas.
Déjame arrancarte un suspiro,
robarte el tiempo,
robarte el cuerpo.
Déjame, déjate, dejémonos. 



Dejad que os bese, La niña Lola.

Infidel / Infiel

Em pregunto tot just, ara que et miro fixa i eterna, sota aquest ull que ens jutja, què seria de mí si no ens haguéssim trobat…

Em pregunto què seria de tot aquest amor que em guardava i on aniria a parar… penso que romandria tancat infinitament .

Ara em tens captiva, pressa del teu amor i amb aquesta ànsia per a entregar-me a tu infidel…

Em pregunto, tot just, si no és millor no preguntar…

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Me pregunto justo ahora, que te miro fija y eterna, bajo este ojo que nos juzga, qué sería de mí si no nos hubiéramos encontrado...

Me pregunto qué seria de todo este amor que me guardaba y dónde iría a parar... pienso que permanecería cerrado infinitamente.

Ahora me tienes cautiva, prisionera de tu amor y con esta ansia por entregarme a ti infiel...

Me pregunto, justo ahora, si no es mejor no preguntar...





(Texto original en catalán)
Besos y abrazos, en la distancia inexorable.

viernes, 4 de febrero de 2011

Sentir como se desliza por la curva de mi espalda.








La lluvia, el olor a humedad sobre las flores, el aire frío y suave abrazándome, la luz tenue. 
...

Una larga lista que despierta mis sentidos, hasta los más íntimos, como la felicidad. Pequeñas cosas para aquellos que se ciegan, que se encierran…



El mejor de los silencios es aquel donde aúllan los perros, los niños ríen, el aleteo de los pájaros golpeando el cristal de la venta, los silbidos del viento, los ruidos indescifrables de un viejo cascarrabias. Aquel silencio imperceptible, el de máxima concentración, aquel que te acerca al ruido de las nubes.

Despertarse temprano al sentir la cálida luz sobre la piel desnuda, en cualquier mañana de verano. Sentir una gota de sudor deslizarse desde la nuca, bailando lentamente, buscando un hueco por la curva de mi espalda y encontrarse liada entre las sábanas, entrecruzada en la cama, con la mano y los pies fuera, desafiando al vértigo, entre el colchón y el suelo.

Refrescarse con el agua helada, enjabonarse y descubrir la piel suave, resbaladiza. Dar presión y masajear el cuerpo. El olor a limpio, a colonia, la suavidad de la toalla recién recogida, el pelo mojado sobre la espalda, las gotas cayendo sobre el pecho. Los labios enrojecidos, los ojos naufragados, brillantes. Secarse y caminar desnuda sin miedo, sin pudor.

 Acostarse tarde sabiendo que hiciste tanto o más de lo que podías hacer. No mirar la hora. El olor a café recién hecho y su sabor amargo. El último cigarro. Ponerme cómoda para dormir. Y dormirme.





Las pocas personas a las que les enseñé mis escritos, me preguntaron por qué siempre escribía sobre el desamor, el amor con dolor, sobre sexo o sobre cosas tristes.
Y la verdad, no es porque me sienta así. Muchos de los escritos, ni si quiera hablan de mi o de mis vivencias, mis sentires, mis emociones... Pero escribo sobre eso, porque me da más juego, supongo. 

Y pensé en hacer algo distinto. Algo que no hablara de amor, ni de melancolía. 
Que hablara de mí. De lo que me gusta y me hace feliz.

Os enseño una pequeña parte de mí, feliz. 

Algún beso y algún que otro abrazo.
Lola(Dormida)

jueves, 3 de febrero de 2011

La Inteligencia Emocional (Primera parte)




Aristóteles dijo:
Enojarse con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, de la forma correcta y por el motivo correcto, no es fácil.

Esta técnica, compuesta por cinco elementos, fue citada por un gran filósofo hace dos mil seiscientos años. Se dice, que esta técnica nos puede guiar para controlar las emociones.

Marco Aurelio dijo:

¿Cuánto más penosas son las consecuencias del enojo, que las causas que la producen?
¡Cuánta razón tenían!
¿Cómo puedo saber si es la persona, la intensidad, el momento, la forma y el motivo correcto?


Para cuando haya conseguido analizar todo eso, ya se me habrá pasado el disgusto o el enfado. Quizá sea esa la respuesta. Si dejo pasar esa emoción que me está enojando, antes de acabar de analizar, probablemente, no sea correcto ninguno de los cinco elementos que propone Aristóteles. O puede que no sean todos, si no, alguno de ellos.

Ej: Estoy en una comida familiar, festejando mi cumpleaños. Espero ansiosa a recibir el regalo de mi madre, un regalo pactado. Para mi sorpresa, no es lo que quería. Consecuentemente, me enfado. Me pongo nerviosa, ansiosa, elevo la voz, e incluso me decepciono.  Y lo hago porque habíamos llegado a un acuerdo. Mi regalo sería algo que necesitaba y prometió comprármelo por mi cumpleaños.

Debería analizar si es la persona correcta. ¿Pero quién es la persona correcta? 
¿Es correcta la intensidad de mis emociones? Si me paro a pensarlo, si lo analizo objetivamente, es obvio que  no. No es el momento correcto. Los conflictos y las discusiones, nunca deberían ser en público. 
Bajo mi punto de vista, es una falta grave de respeto, que roza el insulto. Anulas a la otra persona, la hieres. Y no es un combate. Es un regalo, al fin y al cabo. Quien pide no elige, dicen.
Dicho lo anterior, confirma que tampoco es la forma correcta de solventar un conflicto. Una discusión no tiene por qué ser negativa. En cualquier caso se debe dialogar.
Y evidentemente, no es el motivo correcto por el que comportarse como tal.


Me enojo y me frustro, porque una de las razones por las que asisto a esa celebración es, precisamente,  que me obsequien con algo que quiero y no me dan. No se cumplen las expectativas.

Pero todo lo demás sigue en su estado natural. Y reprimiéndonos, empeoramos las cosas.
Y no prestamos atención, si quiera, a lo que nos están ofreciendo, que bien podría ser, algo incluso mejor que lo que estábamos esperando. No disfrutamos de las personas allí presentes. Creamos una situación incómoda, para todas-os.


Y con esto se confirma lo que dijo Marco Aurélio. 
¿A caso no es penoso enojarse hasta tal punto, que somos incapaces de ver la realidad? ¿De conectar con nuestras emociones y disfrutar del aquí y ahora?


¿Cuántas personas conocéis con una mente brillante, que lleva una vida mediocre?
Mejor aún, ¿Cuánta, que a pesar de su elevado intelecto, está bajo el mando de una persona con un nivel intelectual medio-bajo?


Un ejemplo sobre estas cuestiones:

En una isla desierta, se encuentran dos personas con niveles muy distintos de inteligencia.
Una, conoce como sobrevivir en el entorno. Conoce técnicas de caza, de pesca, como construir un refugio, como orientarse. La otra, tiene una capacidad para controlar las emociones de una forma extraordinaria.
Si la primera, tras el naufragio, se vuelve temeroso, ansioso, tiene miedo, siente angustia, etc, difícilmente podrá sobrevivir si se reprime. El que posee una gran capacidad de control sobre sí mismo, desconocerá las técnicas, pero se pondrá en marcha al instante y será capaz de encontrar soluciones efímeras, aunque positivas, porque de alguna forma u otra le ayudarán a sobrevivir. Por lo que acabará controlando la situación, e irremediablemente, arrastrará a la otra persona a actuar, y así absorber todo su conocimiento, aunque sin esfuerzo.


La primera persona acabará, de una forma pasiva, bajo las órdenes de esa, que peyorativa y comúnmente, en el siglo XXI, llamaríamos “Happy Flower”, “Pánfilo”, “Tonto el haba”, o alguien que vive “en los mundos de yupi”.

(Las emociones condicionan y generan, en una persona con un nivel intelectual elevado, el bloqueo, de una forma tal, que a la hora de desarrollar y poner en práctica las habilidades que posee, se ven coartadas, por lo que el rendimiento final es inferior al que debería ser).


Los científicos proponen que lo que diferencia que un animal sea más inteligente que el otro, es la capacidad que tenga para adaptarse al ambiente/entorno.

Por lo que a mí respecta, ese “tonto el haba” no es menos inteligente que cualquiera.

Este estudio debería aplicarse en la educación desde pequeñas-os. 
A menudo se tratan las emociones con ignorancia, llegando a descalificarnos injustamente.
Si en un momento concreto de mi infancia, algo me aterra y las-los demás niñas-os se burlan, y los adultos me acusan de miedica, me estarán incapacitando y reprimiendo una parte importante de mis emociones y de mi sentir. Provocando un conflicto, en mis actitudes o comportamiento, en mi vida  adulta. Y digo adulta, porque es el momento de mayor esplendor. Donde se conoce realmente lo que nos caracteriza, donde descubrimos cual es nuestro mecanismo de defensa y nuestro núcleo de carácter.  Lo que nos hace comportarnos de tal forma, a lo largo de nuestra existencia.


Por eso debe ponerse en práctica en la educación, para así poder detectar qué elemento está fallando, dentro de la motivación y poder alcanzar una motivación completa.
Las personas no aprenden de la misma manera, por lo que las bases de la educación, deberían ser distintas y adaptarlas, según convenga. Estoy segura de que se incrementaría el nivel de conocimiento y de crecimiento. O lo que es lo mismo, en el campo de la educación escolar, un decaimiento del fracaso escolar.


...


Todo esto y mucho más, está basado en la teoría de La Inteligencia Emocional.
Pero hasta aquí por hoy, sobre la Inteligencia Emocional.

A ver si me animo y os cuento un poco más. En la siguiente parte, mencionaré las distinciones entre la mujer y el hombre. A mí me ha ayudado a comprender esa gran diferencia, que solemos denominar como “la simplicidad del hombre y la complejidad de la mujer”, en cuanto a emociones. Las físicas nos las sabemos de memoria.


He dicho a ver si me animo, porque este apartado hay que tratarlo con cariño. Y a mí, me cuesta un poco, todavía. Algunas-os ya lo sabéis.  Aunque cada día me cuesta un poco menos.

Esto está basado en un documental, que tuve la oportunidad de ver hace algunos años.

Si habéis llegado hasta aquí, es que sois buenxs lectorxs.
Mil gracias por vuestro tiempo.

Besos y abrazos en la levedad de mi cuerpo vencido, pero cálidos.
La niña Lola(finita).


 PD: Casi es más importante que lo que ya he dicho, ¡Por favor, qué inviertan en la educación, en este país!




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