Llegaremos hasta donde nos lleve la imaginación.

lunes, 31 de enero de 2011

Ámame sin desgarros.

Camino con pies de plomo; pasos en vano hacia ti.

Cuanto más me ignoras más pegada a ti me encuentro. Deseo envolverte con mi aura, para después descubrirme  ante ti, desnuda, como un ser pasional y sensible.

Cuanto más descubro de ti, más se acrecienta mi enfermedad ferviente de quererte. Deseo romper la barrera del tiempo y de este impacto social, que nos involucra de pleno en esta falsedad cruel de la superficialidad.

Deseo que me ames sin desgarros.

Que nos amemos, a regañadientes de los atentos jueces de este mundo, que nos observa con lentes de aumento.

Deseo desaparecer de esta cultura infame, sin capital humano. Aquí no se nos permite  caer en la tentación, sin previo examen estricto, sobre las leyes del amor, escritas por enemigos destructivos.

Ámame sin desgarros.

Ámame a sabiendas que no soy perfecta, pero puede que se la perfecta para ti. Si me dejas te regalo mi ser anacrónico de cuerpo imberbe y mente caduca…

Te deseo insaciable y felina con tu mirada insoluble. Atrévete, mezquina, a morderme sin desgarros… atrévete ahora que nos miran, atrévete ahora que ya nos están adivinando…













La niña Lola, bajo este ojo que la juzga.
Besos y abrazos, bajo el paraguas.

domingo, 30 de enero de 2011

...Quiero que me cantes siempre...

Estoy sumergida en un declive ascendente, cuyo camino rocoso provoca tropiezos, no sólo en mis pies. Muy cuesta arriba, demasiado quizá.

Deseo encontrarte al otro lado de la ladera, que nos encontremos a tiempo, en el punto exacto y más álgido. Quitarte la carga de tu espalda, de tus piernas: suave y lentamente, porque ya no tengo prisa. Que tu ropa parezca que baile mientras  se desliza sobre tu piel despojada.

Que me regales una sonrisa longeva de amor, para curar este deseo insaciable de quererte a escondidas... Y  en la penumbra hundirnos como cuerpos vencidos. Amanecer contigo y a ser posible desnudas.  Que seas lo primero que vean mis ojos, lo primero que roce mi piel y que la luz, esa maldita luz nos difunda ese momento como eterno.

Y así, comprometerme con tu saliva, vestirme con tu olor; que se quede impregnado en mí para siempre. Deseo tu cabeza erguida sobre mis hombros, enzarzarme como yedra en tu cuerpo, que tus susurros y gemidos se vuelvan canciones en mis oídos, y que me cantes…

…que me cantes siempre.

Que esa canción sea nuestra sinfonía, vetada. Que sólo sea nuestra; que quede entre tú y yo.
Llenar el pentagrama de notas semicorcheas. Que poco a poco se vuelvan semifusas…
Que no queden espacios en blanco y seamos dignas de esa canción.


Que el jazz de tus sonidos se queden perpetuos en el saxo/sexo / y en toda la noche sin dormir.



Besos, abrazos y que os canten mucho.
Lola, Lolita, Lola.

La niña Lola, necesita una Jazz Session...




Me desnudan las palabras... Me desnudas con tus palabras...

Los pensamientos se me escapan como lluvia por la obertura de la nariz.
Una corriente dejó abierta la puerta y ésta golpea las paredes de la meninge.
El estruendoso eco que provoca el repicar de los portones provoca una agitación masiva; alterando las ideas.
Ni siquiera la mucosa consigue actuar como filtro y detenerlas. La situación hostil las espanta. Huyen, se escapan, se escurren, son absorbidas por el aliento ajeno. Algunas permanecen volátiles en mi entorno, persiguiéndome. Como si estuvieran unidas a mí por un hilo invisible, son pensamientos aerostáticos.

Otras son inhaladas por los caminantes noctámbulos. Aquellos que gozan de buena suerte. Los que no necesitan pensar.  Y se le aparecen como un golpe de fortuna, como una gran idea. A quién no le ha pasado alguna vez encontrarse de repente con una idea, un pensamiento, un recuerdo sin saber a cuento de qué y, extrañamente sentir  que no  forma parte de una/o misma/o.

Por lo que, algo que concebí yo y no supe ubicar, aparece en otra mente. A menudo viajan a la persona más próxima. A veces nos encontramos entonando la misma canción, repitiendo en voz baja una misma frase o mirarse fijamente y preguntar “estás pensando lo mismo que yo”.
Y es que no nos damos cuenta. Somos seres incompletos y desorganizados, para con una/o misma/o. No filtramos, no entrelazamos. Nos pesan demasiado, tanto que las perdemos…

Si esto no fuera más que un escrito simple, sin sentido, de palabras unidas al azar, diría que no existen las casualidades. Aunque eso ya lo propuso Carl Gustav Jung, con su teoría de la Sincronicidad.


Vivimos en este mundo regalando nuestro ser, lo más valioso que tenemos: la verdadera libertad, las decisiones propias. Nos desnudamos completamente en alma. No tenemos secretos. Hablamos en cualquier lugar y sobre cualquier cosa. Sin preocuparnos, sin poner hincapié en suavizar el tono con el que nos expresamos. Como si nada importara, como si nadie existiera a tu alrededor.

Así que aquí estoy, con un gran cúmulo de sentires y pensamientos abstractos que colisionan entre sí como autos de choque.  Los que tienen forma, los racionales, huyeron despavoridos y a contratiempo hacia alguien que, sin duda, los usará adecuadamente o mejor que yo.

El proceso debería ser a la inversa: ahuyentar todo aquello que no nos hace bien, desecharlo.

Parece que le he cogido cariño al desaliento y me acurruco con ellos apostando quién es más atrevida y quién se comporta de una forma más histriónica.

Es tan sencillo como hacer lo que sé que tengo que hacer…
Pero me gusta ser corrupta a veces, e infringir las leyes de la serenidad y la racionalización. Y así darme cuenta de que todas las manías que gasto de perfeccionismo, me convierte en la más pura imperfección.


Dedicado a tod@s l@s cotillas, que últimamente no hacéis otra cosa que meteros en la vida de l@s demás, sin que os demos permiso... Que os den, mucho...

Próximamente, reducción de amig@s en facebook. 
Por lo visto no era suficiente con lo que les contaba. Así que lo buscaban en facebook y modificaban la historia.

Ahora mido mucho mis palabras, sé donde tengo que decirlas y a quién decirlas.
Usaré el facebook como ocio, tal y como era cuando creé la cuenta.

Todo lo demás, aquí...
Las cosas que todavía no sabíais.



Hoy no hay besos, pero hay abrazos cálidos.
¡Frió, frío!

Ilusa, pequeña Lola...



sábado, 29 de enero de 2011

Mi contador de historias.




Retrocedo en el tiempo y lo congelo, justo en el momento en el que veo mi reflejo en tus ojos color miel, brillantes, como un diamante. Mientras me miras fijamente  y sonriendo me cuentas historias fantásticas. Me acaricias el pelo alborotándomelo, despeinando mis ideas, para creerme tus palabras de fantasía, haciéndome ver que era una de esas princesas de tu cuento.

Anhelo tu calor al abrazarme, al sentarme en tus rodillas y sentirme protegida como si una capa transparente me rodeara. Extraño oírte decir  que soy tu preferida, ver tus ojos brillar y enorgullecerme por ser la única heredera del mayor de tus genes. Gemelos de ojos solía decir, y orgullosa repetía ser la única en la familia de poseerlos, mi “abuelo me los ha regalado” contestaba cuando me preguntaba que a quién los había sacado.

Recuerdo cuando te ayudaba a arar la tierra con una pala de plástico, y al terminar de cavar un hoyo diminuto te decía, “abuelo mira, dentro de poco encontraré agua”. Me dedicabas la sonrisa más tierna que guardabas sólo para mí. En voz alta y mientras me señalabas con el dedo decías repetidas veces “esta niña es mi preferida”.

Ayer no me reconociste la primera vez, aunque creía que sí, quizás se te olvidó. Tu hijo te  pidió que me miraras, y le dijiste que no me habías visto. Sentí un vacío por dentro, se me heló la sangre, se me olvidó respirar durante un instante. Todo se volvió oscuro, me quedé sin memoria, sin vista, sin aire. Sólo podía preguntarme por qué. Cuando conseguí reaccionar me incorporé para que me vieras. Se me inundaron los ojos de lágrimas cuando volvimos a reencontrarnos después de tanto tiempo. No permití que me cayera ni una sola lágrima, elegí verte. “Qué bonita eres, cariño” me dijiste. Estuvimos al menos un minuto mirándonos, estábamos sólo tú y yo en esa habitación repleta de gente. El mundo giraba a nuestro alrededor, pero par nosotros se paró el tiempo. Mi mejor regalo. Me pediste irnos de allí mientras hacías acopio de fuerza para alargarme la mano. “Vamos, tenemos cosas que hacer”. Me sentí tan pequeña… La gente salía de la habitación entre lágrimas, y no entendía por qué. Era lo más hermoso que había vivido. Te cogí de la mano y desee irme contigo a un lugar lejano, donde sólo estuviéramos los dos, donde no existiera el dolor, donde pudieras abrazarme como antaño. Donde te devolvieran el color rosado de tus mejillas, donde te dieran un poco de vida para contarme una y otra vez nuestra historia.

Pero te pierdo. Aún no te has marchado para siempre y ya te echo de menos, quiero que estés siempre a mi lado, como ángel de la guarda que me cubre de estrellas las noches oscuras y me agranda la luna para verte. Formas parte de mi, la simbiosis entre tu corazón y el mío se está apagando. Noto tu dolor en mi pecho, mi sueño es tu sueño y últimamente dormimos poco. Te cesa el aire, la vida, la fuerza, la corriente sanguínea se detiene y a duras penas te bombea el corazón… te estoy perdiendo.

Estás helado y los huesos dejan ver tu enfermedad como el fantasma que te arrastra.
Deseo que dejes de agonizar, que se apague el motor cruel que oxidado te infecta la vida.
Entereza, me digo. Demuéstrale que eres feliz, hazle creer que estamos en otro lugar…


Qué amarga sensación de paredes blancas, olor a desilusión, y a olvido.
Qué amarga sensación de pérdida, qué amarga ésta vida que te pierde.




Me voy diciéndote que te quiero y con un “hasta luego” te sonrío para decirte al oído “nos soñamos”.
Te oigo llorar tras la puerta a la vez que yo, me caen lágrimas ácidas que detengo justo al instante en que vuelvo a entrar. Deseo incorporarme en la cama y quedarme hasta que te duermas, pero no puedo. Te acaricio el pelo, te beso en la mejilla. Te agarro de la mano y te digo que nos vamos. Te peino y te pongo colonia, “tienes que estar guapo”.  Te duermes y me voy.


Quédate conmigo para siempre. Agárrame de la mano cuando salga a buscar mi camino, ilumíname las noches, abrígame si me invierno, abrázame si siento que me pierdo y quédate conmigo para siempre.







Dedicado a mi abuelo. Mi gemelo de ojos.
Te quiero siempre, en todas partes.
Te quiero cerca y en la distancia.



Tu niña Lola



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